Si una leona caza una cebra no sentirá remordimiento, su naturaleza es buscar comida de esta manera. Para las personas la situación no es similar, tenemos sentimientos y generamos lazos con los animales. Esto no sucede sólo con las mascotas, también con aquellos especímenes que se ven condenados a ser consumidos, criados para el plato. Como una alternativa, muchos se han proclamado vegetarianos o veganos -que es un paso más allá porque no consume nada de origen animal como huevos o queso- mostrando que su interés por los animales va al punto de renunciar a comerlos, quieren evitar así muertes. El detalle es que al parecer ser vegetariano o vegano puede causar muertes animales, aunque no lo parezca.
El ambientalista argentino Claudio Bertonatti, reconocido nombre dentro del movimiento verde por casos buenos y casos malos -como el del oso del zoológico de Buenos aires- escribió el texto La confusión del vegetarianismo en el que cuenta como una dieta a base únicamente de plantas también acarrea muertes animales. Bertonatti expone su punto hablando de los cultivos en su país, diciendo como los animales silvestres son expulsados de sus hábitats por plantaciones de arroz y de soya, y de cómo quienes cultivan estos productos velan por lograr su cometido, lo que incluye protegerlo de animales con venenos o con balas.
Bertonatti dice que el vegetarianismo puede proteger a los animales domésticos, pero no deja ver lo que pasa con los animales que viven donde se cultiva. Como un caso para entender esto a nivel mas global, la Amazonía ha perdido miles de kilómetros por el crecimiento del cultivo de la soya. Greenpeace alertó sobre este caso hace varios años, asegurando que para entonces se habían perdido 70.000 Km2 de selva.
Pero la situación es más compleja como asegura Bertonatti, en una entrevista realizada por el portal PlayGround. No todo se trata de buenos o malos. En cualquier caso, los humanos generan un impacto ambiental en el planeta, es imposible no hacerlo. El detalle está en buscar que ese impacto sea el menor posible o que a su vez no atente contra la naturaleza, que se haga de manera inteligente.
El ambientalista argentino pone como ejemplo el caso de la minería, que es rechazada por muchos; él afirma que no debería decirse “No a la minería” sino “No a la minería que explota recursos y perdonas de manera desaforada” porque muchos de los que dicen la primera frase utilizan computadoras que tienen elementos hechos con materiales sacados de una mina. Así mismo es el caso del vegetarianismo. El cultivo excesivo de cierto elementos puede estar atentando con insectos, plantas, hongos y animales sin que nos enteremos.
Para evitar cualquier duda, Claudio Bertonatti lamenta el ‘manejo’ de los animales en varias granjas de producción de carne. Entiende que en vez de buscar el mejor trato posible a un espécimen que terminará siendo comida, la crueldad parece ser principio regulador de estos lugares. De nuevo, se basa en lo que conoce y sabe de los mataderos argentinos.
Lo importante aquí es ver como la discusión sobre el medio ambiente es más científica que fundamentalista. No es solo a partir de sentimientos sino de hechos verificables que se puede ver como podemos generar el menor impacto al ambiente, buscar maneras más inteligentes de coexistir con otras especies y llegar a un balance que en este momento parece perdido.
